Las crónicas de Paul
Mi Navidad comienza en Octubre.
domingo, 5 de mayo de 2024
jueves, 14 de marzo de 2024
lunes, 11 de marzo de 2024
Colores nuevos
jueves, 7 de marzo de 2024
miércoles, 28 de febrero de 2024
Contradicciones de mesa
viernes, 22 de diciembre de 2023
domingo, 3 de diciembre de 2023
Un sueño
domingo, 29 de octubre de 2023
Dos hermanos.
sábado, 14 de octubre de 2023
Hera
sábado, 23 de septiembre de 2023
Historia
domingo, 17 de septiembre de 2023
Duele
sábado, 16 de septiembre de 2023
Plegaria
domingo, 10 de septiembre de 2023
Oro y terciopelo rojo
martes, 29 de agosto de 2023
Llega la hora.
sábado, 22 de julio de 2023
Vaho en mi Ventana.
martes, 23 de mayo de 2023
Arte
domingo, 21 de mayo de 2023
Payaso.
jueves, 11 de mayo de 2023
lunes, 8 de mayo de 2023
CDMX
domingo, 7 de mayo de 2023
Olvidar me enseñó
sábado, 6 de mayo de 2023
¿Quién sabe?
domingo, 30 de abril de 2023
Tonto.
Mi piel.
miércoles, 12 de abril de 2023
Noche en vela, Alcuéscar
domingo, 9 de abril de 2023
Cuándo...
martes, 21 de marzo de 2023
De color azul claro
domingo, 19 de marzo de 2023
Crecer
jueves, 16 de marzo de 2023
Sin título
martes, 28 de febrero de 2023
Familia
miércoles, 22 de febrero de 2023
Salvé
lunes, 23 de enero de 2023
Nostalgia
miércoles, 18 de enero de 2023
Prosperar en lo que quieras.
martes, 3 de enero de 2023
Sólo.
sábado, 17 de diciembre de 2022
Hoy te extraño.
miércoles, 14 de diciembre de 2022
Cuántas veces...
lunes, 17 de octubre de 2022
Poco de demasiado.
¿Y quién soy yo...?
Alma solitaria en aparente compañía.
Versos de una estrofa de un cantar mudo.
Caricia sobre un brazo de talla en alabastro.
Iluso pregonero en un desierto inerte. Mañana sin sol, noche sin estrellas. Coro de grillos en algún parque de pueblo...
Pero nunca entregaré mi cuerpo,
Nunca prestaré mis piernas,
Porque mi camino es largo,
Porque larga es la caverna.
Queda voz por caminar...
Y caminos por gritar.
¿¡Que quién soy yo!?
miércoles, 12 de octubre de 2022
Extraño...
miércoles, 5 de octubre de 2022
Enamor
sábado, 27 de agosto de 2022
16
viernes, 5 de agosto de 2022
A Adrián
lunes, 25 de julio de 2022
Perdón tardío.
Árbol.
Mi castigo.
sábado, 9 de julio de 2022
Nieva en París
martes, 17 de mayo de 2022
Amor online.
miércoles, 9 de marzo de 2022
Hada Antigua
domingo, 27 de febrero de 2022
El amor
martes, 22 de febrero de 2022
Mentira
lunes, 21 de febrero de 2022
jueves, 17 de febrero de 2022
La estrecha calle
domingo, 6 de febrero de 2022
jueves, 3 de febrero de 2022
La Cerillera
miércoles, 26 de enero de 2022
Espalda contra espalda
domingo, 16 de enero de 2022
Abuelos, dadme fuerzas.
Incógnito sujeto
Lágrimas de cera
viernes, 14 de enero de 2022
Carta a alguien especial.
lunes, 3 de enero de 2022
Confeti o sin él.
jueves, 2 de diciembre de 2021
Piedra de Luna
viernes, 4 de junio de 2021
Gracias.
viernes, 28 de mayo de 2021
Y qué más...
jueves, 11 de febrero de 2021
Dulce Perfume.
jueves, 21 de enero de 2021
Romance nocturno
domingo, 27 de diciembre de 2020
Hasta que la rama aguante.
Otra vez ha vuelto mi afán por tenerte más,
Por intentar conservarte más tiempo aquí.
Y qué egoísta me siento…
Otra vez he vuelto a hacer que te enfades,
Lo he vuelto a hacer mal, sin querer.
Por quererte.
Otra vez te he vuelto a escribir,
Aunque sé que probablemente nunca me leerás.
Otra vez he sentido el vacío de pensar
“Qué será de mí mañana, cuando ya no estés.”
Y qué egoísta me siento…
No quiero recordar cómo te fuiste,
No quiero contárselo a mis posibles hijos.
No quiero que te vayas y aceptar que te dejé ir.
Es muy duro tener que aceptar algo que no ha pasado,
Es muy duro ver cómo pasa el tiempo y lo saboreo.
Lo saboreo con la intensidad que un mendigo saborea una sopa caliente,
Hasta la última gota.
Porque tengo miedo.
Y qué egoísta me siento…
Y mientras le hable al viento,
En algún nido vacío se refugiarán mis palabras,
Desgastadas, amenazadas por el hielo del invierno.
Hasta lo que la rama aguante.
martes, 8 de diciembre de 2020
Marchito.
martes, 17 de noviembre de 2020
Lucero de amor.
lunes, 16 de noviembre de 2020
Tela y salitre.
lunes, 9 de noviembre de 2020
Gélida tundra
miércoles, 22 de julio de 2020
Valentín
Nacerás sin saber, sin elegir.
Serás niño, y empezarás a crear una historia sin darte cuenta. Tres caramelos, dos palotes, un chicle y un reloj.
Y mientras pase el tiempo, pasará la vida.
Encontrarás la alegría donde menos lo esperes cuando ya seas adulto.
Pero no será suficiente, porque olvidarás a las personas temporalmente…
Mientras pasa el tiempo, pasa la vida.
Crecerás. Y un día cualquiera, recordarás a las personas que olvidaste. Preguntarás por ellas...
Pero ya llegas tarde.
Ahora tú sigues su camino, de nuevo sin darte cuenta.
También haces crecer otras historias.
Y también fuiste olvidado.
Pero un día cualquiera, alguien cualquiera, preguntó por ti, y aquél dia se dio cuenta de que, mientras pasó el tiempo, pasó la vida.
A Valentín, aquél humano tan entrañable que siempre tenía la guantera del coche repleta de golosinas e ilusión para que sus tres piratas le saquearan, como nos decía siempre. Hoy pregunté por ti. Pero ya te has ido. Aunque nunca te irás del todo.
jueves, 16 de julio de 2020
Living Palmeras 2020 Surfcamp Paradise Sunset Pizza & Friends
lunes, 13 de julio de 2020
Más frío invierno.
Cáceres, madrugada del 14 de Julio, 2020.
Hoy, el cielo gris tornó a negro,
cuando todo parecía sólo lluvia.
No es lluvia. Es noche. Noche fría.
Y hoy, con esta noche de verano,
ha llegado el más frío invierno.
Susurra el viento a mi ventana.
Me llama, quiere que me asome,
pero su olor ya no es tan dulce.
Tengo miedo. ¿Qué querrá de mí?
Nunca obtendré respuesta.
Recuerdos agrios de un piano me miran,
me muestran espacios en blanco.
Espacios que nunca supe solucionar.
Y con el principio de un cuento por escribir,
llegó a su fin otro cuento sin perdices.
Sin final de cuento.
Sin cuento.
Llueve en Akya. Se han apagado todas las farolas.
Miles de gotas azules bailan sin éxito,
buscando qué tierra regar de tristeza.
Y mientras, bajo el árbol de los instantes,
pasa otra tarde, con su ocaso imponente,
que ya duerme a sus pájaros…
Y en dorados nidos de sueños rotos,
permanecerán por siempre las ilusiones.
5:32
viernes, 26 de junio de 2020
Ochenta y ocho contrapesos.
escucho lo que piensan, y sienten como individuos.
Y qué sencilla se ve la gloria desde abajo.
Y qué fácil es llegar al corazón de uno...
De tallo, savia.
sábado, 22 de febrero de 2020
Mi Venia Bendita
Sutil y alegre como una llama viva de fuego fatuo, que desde la orilla opuesta de mi laguna, me desafiaba con su mirada.
Así apareciste...
Disimulando tu deseo de ser mía.
Me invitaste a ser cómplice de tu juego salvaje aquella noche de muertos.
Y yo, como mar eclipsado por tu luna, acepté la marea y rompí contra toda roca.
Así apareciste...
Y te presentaste sin avisar.
Una explosión de flores con mil variedades de blanco que sólo nosotros conocemos.
Envidian los dibujos que trazan tus caderas
y el recuerdo de un final de verano eterno que aún no vivimos.
Pero viviremos.
sábado, 7 de septiembre de 2019
Eternidad.
En el Monasterio de La Rabida un sabio señor me lleva de la mano.
Padre, le llamo. Nací de ti. Cada día lo hago y aprendo un poco más.
Muchas mañanas nos sentamos junto a aquellos riachuelos de cristal que desembocaban en verdes pantanos, cuajados de plantas que sólo tú conoces. Muchas las aprendimos del abuelo. Algunas se comen.
Entre las ruinas del monasterio aún suena canto gregoriano, y en un idioma que sólo entendí de pequeño, leo con los dedos sus sillares de piedra. Aquí pasaron tantas cosas...
Sigo con vosotros, en el fresco de muchas mañanas en Arroyomolinos. Dani siempre viene también. Y cada día es una aventura de cuatro Quijotes extremeños, a cada cuál más loco. Entusiasmados con lo que los demás no conocen, pacientes espectadores de los "veloces de ciudad", de los "tiradores" aleatorios. Con churros y chocolate. Así empezaba siempre cada día, ¿recuerdas?
Aquél dulce recuerdo hoy sólo puedo verlo si abro nuestro baúl. Nuestro baúl lleno de piedras que cuentan historias, libros prohibidos, piezas rotas para restaurar, pedazos de madera para crear a nuestro antojo...
Y ahora soplo esas capas de polvo sedoso que cubren algunos momentos que ya sólo quedan en aquel monasterio de la ciudad de Isabel, en la luz y la sombra, al sonido de una guitarra llamada Deliverance que un día cualquiera un gitano tocó, veloz, y que quedó grabado en la historia de muchos recuerdos. De muchos oídos. Y con esa música crecí. Crecimos juntos.
Cierro los ojos, y veo a las hojas correr entre prados de otoño, caprichosas desnudan a las setas al ritmo del viento, para dejar que el sol las acaricie. Pero inocentes las delatan y hacen que, temblorosas, viertan el rocío que las cubría de la esperanza de no ser vistas.
El reloj se ha detenido por un instante, instante que nos deja elegir.
¿Y ahora qué hacemos?
Los caminos siguen dibujados, Dani y yo seguimos aquí. Seguimos siendo aquellos niños. Y es que, aunque no lo veas, cada día amanece con una nueva estrella en el infinito lecho de luciérnagas. Pero el sol, travieso, deslumbra desde su puesto para que miremos alrededor y no hacia él. No quiere que olvidemos que las demás estrellas vendrán a vernos después, por y para siempre. Aunque creamos que no estemos. Aunque creamos que no será lo mismo... La mañana volverá a acariciarnos con su brisa, a los cuatro locos. Juntos, como siempre estuvimos y estaremos.
Porque nunca has estado sólo.
Y porque nunca lo estarás.
A papá.
lunes, 11 de marzo de 2019
Girasol de un sol felino
Girasoles de un sol felino.
Si esta vida es extraña, como extraños éramos hasta ayer. Pero sabes que la gacela no está al alcance de un pequeño girasol. Que yo miro los planetas, mientras tú corres sin pensar en qué se oculta bajo tu tierra. Y mis raíces no las ves.
sábado, 9 de marzo de 2019
Tic, tac, tic, toc.
Hoy es hoy.
Mañana quién sabe lo que es.
Si ni si quiera nos damos cuenta de que los minutos pasan. Si no sabemos conocer y creemos que sabemos. ¿Qué es una foto si no es el instante que no recordaremos más? El barco que baila sobre el mar, inestable, pendiente de un hilo y sin saber su devenir.
Palabras que rotan como molinos verdes de sabiduría, sin conocer su parada, sin conocer su destino adecuado, y sin saber sentir. Como ideales inertes.
Hoy te vuelvo a dedicar otra poesía, sin que sepas, o ya sabiendo, la naturaleza que existe entre el oxígeno y el espacio que nos separa.
Sin que sepas en qué se traducen los átomos que discuten implacables, por nuestra desconforme injusticia.
Sin que notes que realmente sólo podemos numerar con los dedos de un reloj las ocasiones en las que esto ocurrirá en nuestras vidas.
Sin darnos cuenta de que en nuestro cuento el reloj se ha parado, y ni el minutero ya responde. No existe pila alguna que nos impulse al movimiento.
Toco mis ojos. Comienza un día nuevo. Aunque estoy perdido...
Y tú tienes mi tiempo.
Caracoles infinitos.
En ocasiones escribo cosas, aunque la vida no me ofrezca más que lo que tengo.
Apuro el mensaje, por si es el último.
Escribo.
Y sólo digo la verdad.
Tiempo y línea. Mine 3.
No soy consciente.
Estoy ante unas pastillas de circulación sanguínea. Pero lo que realmente hace que las cosas se vean claras es tu nombre.
Ahora es cuando todo es sincero. Ahora es cuando cada uno mira por sí mismo.
Ahora es cuando me doy cuenta de lo que realmente la vida me ofrece.
Y aunque no sea nada,
Un charco de inmensidad me oculta, sin respirar, sin oxígeno, diciéndome que tú estás ahí, azul, mirándome en la quietud de la masa, esperando a que deje de hacer el imbécil y me decida a acercarme y decirte que te quiero. Esperando a demostrarte que puedes ser amada. Querida. Esperando a que el agua torne a fuego con un sólo abrir y cerrar de ojos...
Y es que tus ojos pueden con todo.
Y ahora estoy aquí. Esperando su brillo.
Y ahora estoy aquí. Celebrando contigo el motivo de tu triunfo.
Y ahora estoy. Pero aún no sabes para qué.
Sigo estando y no sé si te percatas de ello.
¿Estás tú?
Mine. 2.
He despertado ante una inmensidad,
De colores y conformismos.
He despertado ante un sueño azul,
En el que la gente no usa sus principios.
He despertado ante el tiempo y el pretérito,
y no había profesor que corrigiera mi error.
Pero cuál es mi error...
Si tú lo eres, eres el error que me hace ser correcto.
Esa corrección que nadie sabe hacer. Tus 30 primaveras. Tus errores y tus defectos. Mis problemas y mis escritos. Mis poemas y mis trazos.
Hacen que el error más horrible sea el más bello a tu vera. A tu lado.
Hacen que tus huellas, que tus formas de mirarte, sean las más inexactas del planeta Tierra...
Hacen que mis ojos giren en torno a tu tiempo, de nuevo, a tu tatuaje de esas palabras que hacen que sean tan tuyas, que hacen que seas tan personal, tan etérea.
Eres tú, y tú eres poesía.
Tus manos, tus ojos y tu compañía.
lunes, 11 de febrero de 2019
Mine
Hoy has vuelto a mirarme.
En el lugar de siempre,
organizada, paciente.
Y ahora me atormentas.
Como rayo en la madrugada.
Estás entrando a mi juego,
¿o yo al tuyo?
Tu cabello noche, profundo,
tu codo y esas letras que, con disimulo, intentan ser perfectas. Hacen burla de lo que nunca seré para ti...
Como tu cicatriz.
Te miro.
Aceptas mi mirada. Me miras.
Capturo el brillo de esos oscuros ojos rasgados.
Otro oásis en aquél desierto tan frío, árido y egoísta donde siempre nos cruzamos.
Ayer estuvimos más cerca del silencio que no hará nada por nosotros.
Y te levantaste.
Veloz te fuiste.
Sin ni si quiera saber si volveré.
Ni si te importa.
viernes, 25 de enero de 2019
viernes, 18 de enero de 2019
Los tapices del recuerdo
Deja de mirar aquellos ojos azules, déjalos escapar.
Porque aletea el tiempo y él no sabe de colores.
Hubo un tiempo de tu vida que en mí vaciaste.
Ahora es sagrado y nadie lo entiende. Nadie le reza.
Pero es que nunca nos entendieron, por separado, nunca juntos.
Escribí esto una tarde de invierno, un día sin sol que tampoco entendía de colores.
Recuerda el tiempo,
Recuerda las líneas del oxígeno que bifurcaba en nuestros rostros de pintura.
Hablo en plural porque éramos, pero no éramos uno.
Recuerda el terciopelo de aquel indomable tren que tanto perdimos, y que nunca pudimos acariciar.
Recuerda nuestras almas deslizándose bajo el mar, junto a delfines púrpuras. Con aquellos ojos azules que mirabas.
Fueron tiempos de velocidad.
Velocidad a la que hacíamos tirabuzones con las partículas del universo. Y lo escribo en minúsculas, porque ya se desprendieron de su raíz y huyeron a su lecho de estrellas.
No llores más.
No ha pasado el tiempo desde entonces.
Quedó detenido, brillante, como aquel instante reflejado en la esfera de bronce.
Hubo fuego.
No tengas miedo.
El mar sigue en su sitio,
Y hasta el más desorientado marinero puede entenderlo, él te lo susurrará al dormir...
Mira el cielo, llueve.
Como llovieron aquellos ojos azules el día en que decidiste subir a aquel tren de terciopelo, sin ellos.
Y yo pagué el billete.
Deja de llorar y despierta.
Deja de llorar, has llegado a una nueva era.
Allí no ha pasado el tiempo.
Y aquí se detuvo.
Cuando despiertes, lo habrás olvidado todo, pero un cielo azul te mirará sin que lo sepas, cuidándote.
Y ahora, ¡vuela!
¡Vuela libre!
Todo ha sido un sueño.
domingo, 13 de enero de 2019
UNIVERSO
Recuerdo el campo.
Recuerdo el olor del plástico de mis antiguos juguetes.
Recuerdo la textura de la pared y de algunos de los juguetes con textura de pared.
Recuerdo la puerta cerrada y los secretos detrás.
Recuerdo los juegos sin pantalla en los que el joystick era un bolígrafo.
Recuerdo el olor de mi primer día de clase.
Recuerdo que mi primer día de clase me cagué en el pantalón, pero no es el olor que recordaba.
Recuerdo la espuma de un micrófono.
La nieve sobre Cáceres.
El vídeo resultante de aquel día en el que salía una estatua de bronce, nevada.
Recuerdo cuando me daba cuenta de las cosas.
Recuerdo más olores.
Un gimnasio de suelos de madera cruzada.
A veces las maderas saltaban.
Recuerdo mañanas junto a arbustos recién cortados.
Un saludo.
El sabor de la sangre al correr.
Pero nunca había sangre.
Recuerdo cosas que no han pasado, y las dibujo.
O las escribo.
Recuerdo aquel profesor que se acordó de mi cumpleaños.
Recuerdo el olor a quemado mientras veía Digimon.
Nunca veía Digimon pero aquél día sí.
Ni si quiera sé si lo he escrito bien.
Recuerdo una casa ardiendo en el piso.
Recuerdo el humo en el ascensor.
Recuerdo los pomos de los armarios que ardieron.
Recuerdo como si viera.
Cogí un pomo metálico, con forma de flor, lo guardé y me olí la mano.
Olía a casa quemada.
Suena la canción de los Digimon.
Huele al pomo.
Las 5.
Pude ser un buen arquero, pero preferí cambiar de idea antes de ser algo.
Lo dejé todo a medias.
Nunca he sido el mejor, ni quiero. Pero sí seré el mejor pensando que no soy el mejor en nada.
Soy el mejor.
Y el peor.
Conmigo no funcionan tus reglas.
Recuerdo mi libro de trenes que desapareció cuando soñaba con trenes.
Recuerdo hojas secas alrededor de una puerta de cristal.
Recuerdo un tren de vapor saliendo de esa puerta y levantando las hojas.
Recuerdo el atardecer naranja.
Recuerdo cómo corría.
Y más colores naranjas.
Quizás era el sol.
También estaba "El Piguero".
Contemplo la escena.
El tiempo.
El color del momento.
El verano en mi barrio escuchando Peran sólo con agudos, de camino al parque.
Mi primo Adri.
El calor del verano.
Intenté pintarlo ayer.
La noche en la que existían muchas personas.
No estaba allí, pero sabía que ellos sí.
Jarama, Madrid.
Puebla de Obando.
Cordobilla de Lácara.
Alburquerque.
Creo que mi padre se cuidaba.
O quizás sólo era yo, que no me preocupaba porque pensaba que sabía lo que hacía.
Porque siempre lo sabía, como un superhéroe.
Recuerdo noches.
Cansancios.
Tuning.
Almendralejo.
Un Hyundai Coupé aerografiado en tonos tierra.
El olor del verano aquí.
¡Qué ganas de verano!
Aquellas noches que me iba con dolor de estómago a casa porque "hoy no vamos a casa de la abuela".
Aquellas mañanas en las que me vestían, tirado en el sofá, hecho una bola.
Aquellas tardes de cumpleaños en las que nunca me sentí como los demás compañeros de clase.
Aquellas cabañas en "el campino".
Hogueras.
Mi tienda de campaña de indios y los imaginados sonidos de gotas cayendo en profundas cuevas imaginarias en las que sentía mis pinturas rupestres.
Aquellos insultos de los que tanto me arrepiento y culpo.
Aquellos deseos tan crueles y ligeramente pensados, pero "es sólo un niño".
Aquellas noches con la luz del pasillo encendida.
Amigos de verdad casi no tuve.
Las personas eligen el camino egoísta, pero yo no me negaré a hablar contigo.
Recuerdo aquellas mañanas, tardes y noches en lugares que nunca encajé ni encajaré jamás.
Recuerdo la película de dibujos del chico del farol que canta "dentro de nosotros podemos encontrar... la luz..." no recuerdo más.
Recuerdo tanto que no puedo dormir.
Recuerdo mi puzle de cubos con fotos de trenes.
Recuerdo cómo era un niño al que trataban como un niño.
Os recuerdo.
Recuerdo a todas las personas que ya me han dejado.
A veces me da miedo recordaros porque ya no estáis.
Veo cómo mi mente se abre hacia un camino extrañamente iluminado, con seres de colores canelas, encendidos por luces de vela, o algo diferente que emite una luz natural de color canela.
Veo en la noche aquella bola gigante sobre un edificio en el que se estaba haciendo algo, iluminada de naranja, casi dorada, que me hizo ver el mundo como un sitio que me decía "universo", y me recuerda a la canción "Anything could happen" de Ellie Goulding.
Veo noches bañadas en lágrimas, veo cosas que he sentido que os juro que nadie puede haber sentido, veo el tiempo, la reflexión y el olvido venir hacia mi.
Veo las caras que nos parecen bellas pero que realmente sólo son apariencia.
Veo lo que no ves.
Veo que a veces soy vulgar y desconocido para mi mismo.
Veo que no me conoces.
Veo, ya no recuerdo.
Ahora vuelvo atrás.
Inevitablemente.
El tiempo sigue pasando.
Lo veo.
Para después recordar.
UNIVERSO.